Ana Soto.

En Nombre de sus Nombres.

Norma Segades

Ana Soto


No aullaré de dolor

pariré al viento mi grito de guazábara,

mi grito de guerrillera indómita,

salvaje,

condenada al tormento de la carne horadada por una pica abrupta antes que por ser odio,

por ser hembra;

y por haber alzado rebeliones contra el agravio de sus encomiendas ávidas de cosechas,

de terrones,

de espaldas doblegadas bajo el látigo que traza cicatrices,

nervaduras,

sobre las desolladas obediencias.


Me llaman Ana Soto,

la cacica con dos mil voluntades a su mando escindiendo grilletes,

eslabones.

Me llaman Ana Soto,

la insurgente,

sentenciada a esta muerte,

a esta deshonra de vértices y crestas sin fronteras,

a esta muerte alevosa,

a esta muerte de coágulos oscuros,

de estertores rodando entre los muslos afiebrados,

arrastrando las letras de mi nombre entre los ecos de sus carcajadas que huelen a inmundicia y a blasfemia.


No aullaré de dolor.

Morderé el labio hasta dejar las huellas de los dientes en el hueco amarillo,

en las espiras,

en la médula misma del silencio,

en las esferas rotas del olvido donde he de redimir tanta tiniebla;

desafiando el olor de la derrota a pura luna,

a voluntad tajante,

a zarpazos de arcilla en rebeldía,

presintiendo la edad del latrocinio desde este horror de cruenta empaladura,

esta infamia de vísceras abiertas.

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La Reina de Mil Amores.

La llamamos “Madre”, invocamos su nombre y lo hacemos con respeto y Admiración. No es para menos, María Lionza, es una Reina. Su sólo nombre produce vibraciones en nuestro cuerpo, eriza el cuerpo, agita las pulsaciones y desata los sentidos, ella es energía y esa fuerza sobrenatural nos invita adentrarnos en un mundo místico.


Esta Tierra que pisas, es la que nadie tiene el derecho a lastimar.

Tus creencias deben mantenerte firme, no desvanecerse bajo la lluvia, cada paso debe ser tan firme como el eslabón de una cadena, no seas débil ante las tentaciones, ¿O sólo quieres ser un “algo” en vez de un todo?.”


María Lionza, es considera una Diosa Popular, reconocida por entidades espirituales como la única mujer coronada después de muerta. Utiliza como mensajeras a Indias que están bajo su astral, así como a las Reinas Guillermina y Margarita.


De estirpe, única e indomable, María Lionza representa para nosotros la Fe y la esperanza de un pueblo. Diosa de la Naturaleza, de las aguas, de las cosechas, de la Fauna y de la Flora, su corazón está desbordado de inmensa Bondad.


María Lionza vive en los corazones de cada uno de los que practican su culto. Algunos comentan que su morada es un “Palacio Encantado”, custodiado por Jaguares y Anacondas, dónde suele invitar a sus hijos para que éstos reciban mensajes, encuentro al que son llamados muchos, pero pocos los elegidos.


En sus ojos se ve reflejada la fe de un pueblo que cree en Dios y en la influencia de espíritus para resolver problemas, en Venezuela Maria Lionza es considerada una Reina.


"MARÍA LIONZA ES LA FUERZA DE LA NATURALEZA... LA FORTALEZA DE NUESTRA FE"