EL Sacrificio de Nuestra FE

“Te he llamado al encuentro; soy yo la que no ves, la que da y quita, la que hace y deshace… No es que te haya olvidado es que debías aprender algo”.

Francisca Bermúdez.


María Lionza se ha impregnado de la Fe de miles de creyentes. No hay registros, no hay datos, ni cifras oficiales, pero se habla que las manifestaciones de voluntades desbordaron este año las inmediaciones de la montaña de Sorte.




El día de la Resistencia Indígena fue distinto a muchos otros años; así había sido anunciado; así muchos lo sintieron. Este año, la serranía se llenó de misticismo y de ritualidad.




A muchos de los peregrinos no les importó acampar a las afueras de la montaña, ni dormir sobre periódicos, o aguantar el sueño sentados sobre el altar mayor. Ni qué decir de aquellos que dormitaron cerro arriba, cargando pesados enseres… Todo con tal de hacerle compañía a la Reina en esos días.




En la espesu
ra del bosque, se escuchaba el grito descarnado del Indio que incorporaba la materia, la risa sarcástica de la negra que bailaba al son del cumaco o la presencia indivisible del Negro Felipe del cual hay quienes dicen… se baña en la media noche del 12 de octubre; otros prefieren hacerlo el 31 de diciembre; cuestión de ritos y costumbres. Más allá, donde la sombra cubre la espalda del creyente; se tambaleaba apoyado en el bastón, un viejo camarero, mientras el Don Juan bendecía en el nombre del Espíritu Santo. El Vikingo no daba tregua al africano y con manos encorvadas bebía sorbos de vino que creyentes le ofrendaban.




Multicolores altares fueron adornados con serenatas y cantos en honor a los Indios, a las negras y a la Reina. Velones, velas, escarchas, aguardientes y flores se confundían entre el olor a inciensos.




A lo lejos, se veía el caminar de quienes ofrendarían c
andela en honor a la Diosa; buscaban la purificación de sus cuerpos en los pozos de distintos espíritus. Cada quien canalizaba su fuerza espiritual con invocaciones y sagrados ritos. Maquillaban sus rostros y adornaban sus cabezas con plumas de diferentes aves y de colores vistosos.




La anunciada llegada de los españoles por un viejo camarero, suscitó una pelea entre indios e invasores; la llegada de Guaicaipuro, Indio Macho, Terepaima, Indio de la Fuerza, Manaure, entre otros; distrajo la atención de los presentes; la Negra también hizo de las suyas, pues con su imponente llegada y su bailar característico puso, de repente, a pelear a Felipe y a Lorenzo.




Mientras tanto, los colores blanco y ama
rillo se confundía entre el sonido de los chimbangueles de San Benito. Las Materias corrían en círculo una y otra vez, descargando toda su energía sobre los leños inertes que pronto se convertirían en fieros carbones.




La música de Rubén Blades, anunció la llegada de la Sacerdotisa Juana de Dios Martínez, quien se prepara en el Altar para danzar con dos antorchas en honor a María Lionza y la Corte India. Cada una de las materias fue bendecida por el fuego que emanaba de aquellas antorchas; que ya no estaban en poder de la terrenal Juana de Dios… sino que ahora eran manipuladas por un indomable espíritu.




Seis conos fueron armados por las propias materias, pero sólo cinco ardieron con destellante fuerza.



Allá en el Altar, una de las figuras más representativas del culto como lo es Aura Arveláez orientaba a quienes sacrificarían más que una danza a la Reina; por su parte, América se encargaba de repartir tabacos y velas a los presentes.



Al grito de Fuerza, comenzaron a danzar los espíritus. A lo lejos se distinguían los gritos de Mara; Jerónimo, Yoraco, Yaracuy,


Urimare, India Rosa, Coromoto, Yara, Guacamayo, Choroní, Paramaconi, y muchos otros que ese día rindieron tributo en honor a la Reina María Lionza al Cacique de Hierro “Guacaipuro” y al Indomable Negro Felipe.




Ya todos iniciaron el peregrinaje de vuelta, pero se queda la Montaña impregnada de una energía como nunca antes se vio.



“Reina sabia y poderosa, es tu canto Mi Reina María Lionza… Es un canto a ti mi Reina, es un canto con amor, guíanos por el buen camino, danos hoy tu bendición…”


No hay comentarios.:

La Reina de Mil Amores.

La llamamos “Madre”, invocamos su nombre y lo hacemos con respeto y Admiración. No es para menos, María Lionza, es una Reina. Su sólo nombre produce vibraciones en nuestro cuerpo, eriza el cuerpo, agita las pulsaciones y desata los sentidos, ella es energía y esa fuerza sobrenatural nos invita adentrarnos en un mundo místico.


Esta Tierra que pisas, es la que nadie tiene el derecho a lastimar.

Tus creencias deben mantenerte firme, no desvanecerse bajo la lluvia, cada paso debe ser tan firme como el eslabón de una cadena, no seas débil ante las tentaciones, ¿O sólo quieres ser un “algo” en vez de un todo?.”


María Lionza, es considera una Diosa Popular, reconocida por entidades espirituales como la única mujer coronada después de muerta. Utiliza como mensajeras a Indias que están bajo su astral, así como a las Reinas Guillermina y Margarita.


De estirpe, única e indomable, María Lionza representa para nosotros la Fe y la esperanza de un pueblo. Diosa de la Naturaleza, de las aguas, de las cosechas, de la Fauna y de la Flora, su corazón está desbordado de inmensa Bondad.


María Lionza vive en los corazones de cada uno de los que practican su culto. Algunos comentan que su morada es un “Palacio Encantado”, custodiado por Jaguares y Anacondas, dónde suele invitar a sus hijos para que éstos reciban mensajes, encuentro al que son llamados muchos, pero pocos los elegidos.


En sus ojos se ve reflejada la fe de un pueblo que cree en Dios y en la influencia de espíritus para resolver problemas, en Venezuela Maria Lionza es considerada una Reina.


"MARÍA LIONZA ES LA FUERZA DE LA NATURALEZA... LA FORTALEZA DE NUESTRA FE"