Jerónimo, El Apache.

Nació en 1829, y se le llamó "Goyakla" (el que bosteza). Cuando creció, su madre le enseñó las leyendas de su pueblo, y su padre las hazañas de los guerreros y el sendero de la lucha.

A los 6 años empezó a trabajar en el poblado: cuidar de los caballos, recoger bayas y nueces, plantar el maíz, el tiro al arco... Jerónimo acababa de iniciarse en la caza cuando murió su padre. Así que fue admitido en el consejo de guerreros a la edad precoz de 17 años, como Hijo del Agua, aprendiz de guerrero. Y se enamoró. Ella se llamaba Alope.

Pero en el verano de 1858, un día en que los guerreros estaban fuera del campamento, los mejicanos exterminaron a mujeres y niños. Jerónimo perdió allí a su mujer y sus hijos. Mangas Coloradas era el jefe de los apaches bedonkohoes. Reunidos en consejo, vieron que nada podían hacer frente a los mejicanos, y partieron esa noche en silencio. Jerónimo quemó todas las pertenencias de Alope, su tipi, y juró vengar a los apaches.

Mediante esa experiencia, Jerónimo recibió, al parecer, un don del Poder que iba a tener un papel importante el resto de su vida. Él describe la aparición de un oso gris de pelos de puntas blancas, que le aseguró que ningún arma de fuego podría jamás matarle y que sus flechas serían guiadas.

El 17 de febrero de 1909, Jerónimo murió en Fort Sill en calidad todavía de prisionero de guerra. Había sido el último gran luchador a favor de la resistencia indígena contra Estados Unidos.

El espíritu de Jerónimo llega entonando místicos cánticos, a la luna, al sol, las estrellas y a todo ser viviente en la naturaleza, su esencia es indivisible así como su poder. En sus ritos suele danzar acompañado de la luz de una hoguera.

Su espíritu gusta de la unión espiritual y de los ritos ancestrales. Es celoso con las materias en quienes incorpora. Bebe amargo, como el cocuy. Regaña cuando debe hacerlo, aconseja y sana.

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La Reina de Mil Amores.

La llamamos “Madre”, invocamos su nombre y lo hacemos con respeto y Admiración. No es para menos, María Lionza, es una Reina. Su sólo nombre produce vibraciones en nuestro cuerpo, eriza el cuerpo, agita las pulsaciones y desata los sentidos, ella es energía y esa fuerza sobrenatural nos invita adentrarnos en un mundo místico.


Esta Tierra que pisas, es la que nadie tiene el derecho a lastimar.

Tus creencias deben mantenerte firme, no desvanecerse bajo la lluvia, cada paso debe ser tan firme como el eslabón de una cadena, no seas débil ante las tentaciones, ¿O sólo quieres ser un “algo” en vez de un todo?.”


María Lionza, es considera una Diosa Popular, reconocida por entidades espirituales como la única mujer coronada después de muerta. Utiliza como mensajeras a Indias que están bajo su astral, así como a las Reinas Guillermina y Margarita.


De estirpe, única e indomable, María Lionza representa para nosotros la Fe y la esperanza de un pueblo. Diosa de la Naturaleza, de las aguas, de las cosechas, de la Fauna y de la Flora, su corazón está desbordado de inmensa Bondad.


María Lionza vive en los corazones de cada uno de los que practican su culto. Algunos comentan que su morada es un “Palacio Encantado”, custodiado por Jaguares y Anacondas, dónde suele invitar a sus hijos para que éstos reciban mensajes, encuentro al que son llamados muchos, pero pocos los elegidos.


En sus ojos se ve reflejada la fe de un pueblo que cree en Dios y en la influencia de espíritus para resolver problemas, en Venezuela Maria Lionza es considerada una Reina.


"MARÍA LIONZA ES LA FUERZA DE LA NATURALEZA... LA FORTALEZA DE NUESTRA FE"